Como los piloto, como los colaboradores, el periodismo también en una raza especial, vemos lo que otros no ven. Ejercemos el ejercicio de la precisión, de ver, observar, analizar y juzgar. Y no todos la tienen, porque no son periodistas.

En el  arranque del automovilismo zonal, rescatamos el espíritu, la enjundia, la pasión, la emoción, el llanto que viven en cada carrera dos “locos” enamorados de sus pilotos, por los que tienen una entrega total, hasta la médula. Desde hace tiempo observo esos detalles salientes que identifican a dos jóvenes plagados de adrenalina cuando arrancan las carreras de la categoría Promocional del Atlántico. Vibran al compás de la actuación de sus pilotos. Destilan hermandad, sufren y se alegran a la vez. Mientras en la pista hay tensión, me detengo a observarlos, los miro y me digo:  “cuantas aristas hay detrás de una carrera”. Agustín Mazzilli, multiplicando su esfuerzo para los mejores resultados de Alejo Fernández y a Omar Salomón, triplicando en ese sentimiento por su amigo Kevín Caram. Solo los soñadores pueden entender lo que viven esos dos pibes.. y otros se peguntaran: ¿qué hay detrás de esa euforia encendida desde que se larga la carrera, hasta la bandera a cuadros”?.

Mi respeto y admiración. Dos pura sangre del automovilismo.

 

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