Todo el esfuerzo no alcanzo. Pero hay paz, cuando se deja todo y no se puede superar la barrera de lo imponderable.

Finalmente no podrá reaparecer el fin de semana el piloto Ricardo Amoros, el popular “gallego”, que esta temporada contará con un Fiat 128 (ex Norris Giampaoli) y un motor propio con el servicio de Fanchi, sumado a la atención de Fernando Iglesias en el chasis.

TARDES DE RECUERDOS Y SENTIMIENTOS

Fierros, metales, nafta, amistad. Esa rara mezcla de complementos para poder acelerar y sentir la pasión hasta la medula. Por eso, no todos hablan de automovilismo y pocos entiende que es la “droga” del vértigo y la velocidad, que sumadas sintetiza la emoción de un piloto. Será por eso que no entra en las tiras deportivas y tienen sus programas propios. En el barrio de los Miraball,  Martin Plenafleta, “Maravilla” Figliuolo, “Peli” Giménez, los chasista  Juan C. Papopich y Vazquez, Luis Andersen, "Talo" Fernández, los Garrido,  el “panadero” Brión, Leo Beain, donde  el recordado “vasco” Arriznavarreta alquilo el Monomarca Fiat a Leonel Pernia para debutar en el automovilismo y de los (“Bruja”) Abasciano, entre más.

En la visita al taller del “gallego” Amoros capitalizamos todo esos sentimientos en una larga charla con Ariel Gregorio, chasista del “nene” Gastón Bianchi en su plenitud, Marcelo Carballo, un pilar de la estructura y el reconocido técnico/instructor mecánico Jorge Arcaro. Todo fue un crisol de colores. Orgulloso Amoros muestra la filmación de su debut, en la carrera que gano Diego Di Fiore, después cuádruple campeón de la Promocional y la emoción de terminar segundo en la última vuelta, con lagrimas en los ojos le jugó una mala pasada y termino cuarto. En el abanico de la historia de la historia de la Monomarca abundaron entretelones maravillosos.

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Auspiciantes