Neuquén no fue propicio para Iván Ramos, al menos en lo que estaba en los cálculos previos. La codiciada bandera a cuadros no llego y hay justificación en cuanto a ese resultado.

La realidad es que el domingo no pudo estar acorde a los entrenamientos del sábado, y el motivo fundamental está relacionado con su estado físico. Su cuerpo acuso un sostenido dolor en su espalda, que en líneas generales no le permitió mantener el ritmo en la final. Debió ser infiltrado para minimizar esa dolencia, que no alcanzo lo resultados esperado. Ahora, atrás ya quedó Neuquén y viene Toay. Obviamente se trabajo muchísimo en recuperar el aspecto físico, y el equipo para que Iván vuelva a contar con un auto competitivo.

 

 

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