Aquí voy yo, transitando mis 50 años en el automovilismo y el deporte.

Nuevamente otro domingo donde volví a percibir la emoción de los pilotos y la admiración del público.

Otro fin de semana donde la lluvia no apago la fuego de la pasión.

Se vio reflejado en la multitud que concurrió al autódromo “Ciudad de Mar del Plata”, para vivir una autentica fiesta del automovilismo.

Una vez la Monomarca Fiat mostro todo su potencial, con varios candidatos a la victoria, que hasta la fecha tenía un común denominador: el “Zorro” Agustín De la Vega, imbatible.

Pudo ser para Nahuel Madina, o el mismo De la Vega, en un momento lo intentaba Juan Manuel Guardia, Leo Fuente y desde la retaguardia avanzo muchísimo Matías Verón.

Pero esta vez la cristalizo José “Paco” Otero, pensamos, dijo “ahora me toca a mi…acá mando yo”..,agradeciendo a  los hermanos Mucia por el recuperar el chasis, a su motorista Cortina, a Marcelo Milanovich, ...a todos.

Esa alegría de los que llegaron al podio.

Ahí estaba él, el hijo de mi amigo “Paco”, al que siempre recordamos en APMdeTN, un amante de la amistad.

Tenía el rostro desnudado de emoción, como yo, como todos.

Nos miramos con Juan Dimuro,,  Roberto Caparello, con Cagliolo, que somos de la banda de APM y tuvimos esa sonrisa cómplice.

Caía una leve llovizna desde el cielo, cuando levanto la copa y se mojo su rostro de alegría.

Dicen que la emoción hace llorar a los más valientes.

Dicen Que la emoción es un cosquilleo que se apodera de todo el cuerpo.

Yo le vi alguna lágrimas, cuando afloraba la euforia.

Dicen que la emoción es capaz de cortar la respiración.

La recupero en esos abrazos del automovilismo regional, de las “gauchadas”, de los amigos, a la vez rivales.

El domingo José “Paco” Otero vivió un podio buscado, soñado y la victoria le permitió descargar esa emoción contenida, que compartió con todos lo que lo aprecian y estiman.

 

 

Auspiciantes